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Comience el día con un paseo por el encantador centro histórico de Braganza. Explore las estrechas calles empedradas y admire la arquitectura medieval de la ciudad. No se pierda el imponente castillo de Braganza, una fortaleza bien conservada que ofrece vistas panorámicas de la ciudad y los alrededores.

Después de visitar el castillo, diríjase al Parque Natural de Montesinho, situado a pocos kilómetros de Braganza. Este parque es uno de los más grandes de Portugal y ofrece una gran variedad de actividades al aire libre, como senderismo, observación de aves y paseos en bicicleta. Disfrute de un picnic en medio de la naturaleza y aproveche para explorar los pintorescos pueblos de la zona.

Termine el día con una deliciosa cena en uno de los restaurantes tradicionales de Braganza. Pruebe platos típicos como el "posta a mirandesa" (filete de ternera a la parrilla) o el "butelo con casulas" (un plato a base de carne ahumada y habas). Disfrute de la cálida hospitalidad portuguesa y brinde con un vino local.